A veces el mundo me supera.
Aunque intentes negarlo, aunque intentes seguir hacia delante y mirar hacia otro lado ves que todo lo que tenías se va desmoronando... Que pierdes las ganas, la ilusión, y ¿por qué no? el amor.
Entonces un día llegas a casa y ves que hay otra cosa que ocupa tu lugar, donde antes sólo tenía sentido que estuvieras tu y te gustaría poder meterte un día entero bajo las mantas para poder intentar componer de sentido todo el alboroto y enredo de tu cabeza.
Pero sabes que por mucho tiempo que lo hagas, nunca encontrarás un silencio entre tanto ruido.
Tendrás las respuestas, pero no querrás admitirlas y seguirás en toda esta ópera ficticia donde ya dieron el do de pecho.
I.
¿Por qué cuando llegas a tus objetivos todo se vuelve oscuro y dejas de desearlo?
I.
Ayer me apetecía escribir.
Tenía la sensación de que era otra persona diferente, que en cierto modo había cambiado, que por fin me estaba adaptando a las circunstancias después de un año de aguacero y estaba empezando a disfrutar de los vaivenes que se presentaban en el día a día.
No me importaba llevar 1 euro en el bolsillo, porque había riqueza en mi interior.
Simplemente ganas de vivir y de lo que llega compartiéndolo con la gente que me rodea, afrontándolo sin miedos.
I.
Me gustaría levantarme un día con cara de haber dormido poco bajo las sábanas por jugar con ellas la noche anterior.
Mirar a un lado de la almohada y encontrarme una flor acompañada de un anillo: fino, sencillo, delicado...
Se me iluminaría la cara, iría ansiosa andando por el pasillo y me encontraría en la mesa del salón un maravilloso desayuno acompañado con lo mejor, tú.
Y no pararía de besarte, hasta que se gastasen tus labios, hasta que no supieran dulces...
Qué lejos quedan a veces los sueños de la realidad.
I.
