Mirar a un lado de la almohada y encontrarme una flor acompañada de un anillo: fino, sencillo, delicado...
Se me iluminaría la cara, iría ansiosa andando por el pasillo y me encontraría en la mesa del salón un maravilloso desayuno acompañado con lo mejor, tú.
Y no pararía de besarte, hasta que se gastasen tus labios, hasta que no supieran dulces...
Qué lejos quedan a veces los sueños de la realidad.
I.